Moncayo guardián de los viñedos
Como punto de referencia en esta ruta tendremos el Moncayo
Que ejerce como guardián de los cultivos que crecen a sus faldas. Es aquí por donde discurre esta ruta que desde Malón nos lleva hasta Fuendejalón, teniendo como vía principal la N-122.
Estas tierras están llenas de sensaciones y curiosidades y es el cultivo de la vid uno de los motores fundamentales de su economía, su cultura y su forma de vida.
Malón es el punto de partida. La primera curiosidad que encontramos en nuestra ruta es el Museo del agua, situado en un lugar privilegiado que ofrece una espectacular panorámica de la cuenca del río Queiles.
Tras cumplir con el agua nuestros pasos se encaminan hacia las faldas del Moncayo por la CV-610 y tomando desvío a la derecha por la CV-608 llegamos a San Martín de la Virgen del Moncayo, donde los vecinos del lugar tienen todos los secretos acerca de las setas. La micología se hace presente a través de un centro en el que la información y educación van muy de la mano.
Continuando por la CV-610 llegamos hasta Trasmoz, donde tiene su sede la cooperativa Acebo del Moncayo. En esta cooperativa elaboran una gran variedad de quesos, patés y conservas, que a través de su página web se pueden adquirir on line.
Muy cerca de Trasmoz y continuando por la CV-610 enseguida se llega a Vera del Moncayo y al Monasterio de Veruela, que como monumento merece una visita detenida, aunque en este recorrido vamos a centrar nuestra atención en el Museo del Vino de la D.O Campo de Borja, ubicado en el antiguo aljibe del recinto monacal.
Añón del Moncayo es nuestro siguiente destino. Desde el Monasterio por la Z-373 y luego a la altura de Alcalá del Moncayo por la CV-203. Llegamos hasta Añón atraídos por un proyecto muy singular, el Centro
de recuperación de la raza de cabra moncaína.
Desandamos el camino recorrido desde Vera del Moncayo para acceder de nuevo a la N-121 y entrar por esta carretera en el Campo de Borja.
La primera localidad que atravesamos es Bulbuente, donde el vino y el aceite tienen una importante presencia, pero en esta localidad vamos a fijarnos en otro producto, La Miel, que elabora el apicultor Raimundo
Santander.
Continuando por la N-121, hay que hacer una parada obligada en Maleján para visitar el Museo al aire libre La Fuente del Molino. Donde se pueden contemplar los principales elementos de una almazara de
principios del s.XX. Doce kilómetros más lejos encontramos Borja, una localidad con una gran tradición tapera, por lo que si nos acercamos a mediodía ésta puede ser una buena opción. Además, después de visitar el Museo del Vino, tampoco está de más conocer una de las bodegas más importantes de la zona. En el km 63 de la N-122 se encuentra Bodegas Borsao, que organiza visitas para poder conocer las instalaciones.
Desde Borja y por la carretera autonómica A-103 llegamos hasta Ainzón, un trayecto en el que se concentran la mayoría de las bodegas de la Denominación de Origen. Ainzón es además la sede del Consejo Regulador de Origen Denominación de Origen Campo de Borja. Bodegas Bordejé, Crianzas y Viñedos, Santo Cristo y Bodegas Caytusa ofrecen al visitante sus estupendos caldos entre los que destacan rosados, dulces y espumosos. También en Ainzón tiene su sede la Asociación de productores de Aceite de la sierra del Moncayo, que está pendiente de calificación de Denominación de Origen.
Por la misma carretera A-1303 apenas 2 km de Ainzón se encuentra Bureta, dónde el cultivo del espárrago es una de sus principales señas de identidad, espárragos, por cierto que salen al mercado bajo la Denominación Especifica de Navarra.
La cultura del vino está muy presente en un tipo de construcción que sobre todo a partir del s.XIX se realizaron en muchos pueblos como consecuencia de la producción vinícola. Hoy la mayoría de estas bodegas rupestres son parte del paisaje como es el caso de Magallón.Desde Bureta, siguiendo por la A-1303 y enlazando con la A-121 llegamos a Magallón.
Fuendejalón es el último pueblo de esta ruta que visitaremos por la A-121 dirección La Almunia de Doña Godina, y en el que nos vamos a detener, sobre todo, en una de las bodegas rupestres antes reseñadas, recuperada como museo y que permite conocer con todo detalle como era el proceso de elaboración del vino hace unos años. La visita al Museo el Churro es sin duda, un estupendo final para esta ruta la que nos ha trasladado desde las laderas del Moncayo hasta la vega del río Huecha.